A veces cometemos el error de clasificar y comparar lo que sentimos, privándolo así de su verdadera esencia desconocida e imparablemente creativa e inclasificable.

No hay locura sin tu verdad

No hay locura sin tu verdad 

Labios de jazmín temprano, 

risas acariciando rincones nuevos,

pasión sutil, furtiva e incontrolable,

acordes vibrando el silencio en erupción,

este invierno prendido en abrazos,

sorprendidos en la belleza manantial 

de nuestra más merecida primavera.

Tus arrebatadores surcos,

embriagados mis cadentes suspiros,  

entrega desacorazada,

sosegado frenético palpitar en mi boca, 

derramados mis labios en tu alma carnal,

no soy locura sin tu verdad.

Tus dedos afilados,

nunca clavan siempre claman,

luminoso haz en espiral de placer, 

estremecer tu salvaje dulzura,

liberar nuestro catártico encuentro.

Ni ayer, ni mañana, ni nunca,
soy locura sin tu verdad.

¿Enamoradizo?

¿Enamoradizo?

¿Enamoradizo es quién es capaz de endulzar con dolor, paciencia y amor propio lo amargo de un alma por momentos destrozada, aún habiéndolo sido desde el respeto y la honestidad de la otra persona?

¿Enamoradizo es quién consigue mirar al pasado sin la nostalgia autoindulgente, edulcorada y limitante?

¿Enamoradizo es quién siente el presente futuro y es capaz de abrir su corazón y entregar, casi sin medida, aún casi sin tener más que la única confianza del alma de su intuición y su deseo de ser y hacer feliz?

¿Enamoradizo es el que ha aprendido que la sintonia, la conexión y las atracciones entre nosotros aparecen y desaparecen pero que cuando alguien de verdad importa, su corazón decide entregar naturalmente a una sola persona su sentir íntimo romántico y mucho más?

Pues sí, Yo lo soy, y ojalá cada uno sea, sencillamente lo que Es.

Ahora y siempre, con su ritmos, sus deseos, sus temores, y su propio sentido de Amar y Vivir.

Hacer cosas que nunca has hecho, dejar de hacer cosas que siempre has hecho.

Ella

No pude sofocar mis ansias en mis versos.

Sin embargo,

una calleja vencida por la azarosa dulzura de sus pasos,

un purpúreo suspiro en su carcajada o el crepitar de su cintura entre mis manos,

bastan para colmarme.

deseo

Ese constante deseo de amarte,
tan genuino y testarudo
como puro e inexpugnable.

Esa forma tan tuya,
de no ser más que la cristalización 
esquiva y precisa
de la sed que me late.


sincaminos

fotografía de Trey Ratclif

Ahora

Me acostumbré al dolor profundo y a la alegría a flor de piel,

ahora mi dolor es libre y mi alegría también.