viernes, 25 de octubre de 2013

vulnerabilidad

Es cierto que cuando inhibo el dolor que siente mi alma estoy condenándome a inhibirme de sentir la propia vida, lo que significa y, con ello, lo que me hace feliz. Dolor, alegría y los cientos de matices emocionales que desde la integridad de sentirlos me hacen vivir la plenitud de mi ser y de la vida.

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